Las vacaciones nos sirven para desconectar de nuestro mundo cotidiano y disfrutar del resto.
Después de 11 años sin pisar Asturias este año he vuelto, con mis dos hijos, para enseñarles otra parte de España, donde el mar no está caliente y las mareas dejan playas inmensas de arena mojada, las montañas dejan paso a valles verdes que no tienen fondo y las cabras pastan en lugares imposibles.
Esta vez elegimos un alojamiento en Posada de Llanes, a los pies de los picos de Europa. He disfrutado de la sidra y el queso, mientras que mis hijos lo han hecho del trina de manzana y el chorizo a la sidra.
Este cambio nos ha venido de maravilla. Espero que hayais disfrutado de uno similar.
Foto: web de llanes
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