Le dice que se va a Europa en viaje de negocios y necesita pedir un préstamo de 3.000 dólares. El director le dice que deberá dejar algún tipo de aval para garantizar la operación del préstamo. Entonces el empresario le hace entrega de las llaves del Rolls Royce que está aparcado en la entrada del banco. Le muestra todos los papeles y comprueban que todo está en regla. El banco accede a quedarse con el coche como garantía hasta la devolución del préstamo y sus correspondientes intereses.
Cuando el empresario abandona el banco, el director y sus empleados se ríen del hombre por dejar un Rolls Royce valorado en más de 250.000 dólares como aval de un préstamo 3.000. Después uno de los empleados mete el coche en el garaje subterráneo del banco.
Dos semanas más tarde, el empresario regresa y paga la totalidad del préstamo más los intereses, que ascienden a 18 dólares. El director del banco le devuelve su coche, pero no puede resistir la tentación de preguntarle:
- Es un placer hacer negocios con usted. Pero, ¿sabe que nos tiene a todos intrigados?. Hemos comprobado su historial y hemos visto que es usted millonario. ¿Por qué se ha molestado en pedir un préstamo de 3.000 dólares que no necesita?
- ¿En qué otro lugar de esta ciudad puedo aparcar mi Rolls Royce durante dos semanas por tan solo 18 dólares, y con la seguridad de saber que está a buen recaudo?
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